jueves, 6 de julio de 2017

En Madrid[i] sobran todas las paradas de autobús de Castilla-La Mancha.


Desde el mes de mayo estamos asistiendo a una batalla curiosa por el cierre de las líneas de autobús en la región. Una batalla de anuncios y contra-anuncios, de denuncias públicas y campañas o como se diría en mi tierra: “estamos llenando el patio de pisás[ii]

Con unas breves líneas me gustaría clarificar algunas cuestiones obvias y otras que no lo son tanto:

1.- La supresión o eliminación de líneas de autobuses completas o paradas concretas suponen un ataque al medio rural. Diría sin precedentes, pero el conquense que escribe ha visto como en mi provincia se cerraban decenas de escuelas rurales (más de 30 y la mitad de las cerradas en toda Castilla-La Mancha) y como se pretendía cerrar los puntos de urgencia en las localidades pequeñas. Este nuevo ataque es contradictorio al mensaje que nuestros representantes lanzan a diario de “estar preocupados y preocupadas por la despoblación” y “estar actuando contra ellas.” Visto lo visto, las decenas de viajes a Europa para luchar contra esto nos están saliendo caras porque, en la práctica, no hay ninguna intención de trabajar por fijar población en la región y mi provincia, como demuestran estas ocurrencias.

2.- Sin autobuses –único transporte actual para muchos municipios, que no todos- muchas personas de pequeños núcleos poblacionales no podrán salir de su pueblo por su propio pie. Necesitarán depender de hijos e hijas con coche y carnet, vecinos u amigas.

3.- No existe ahorro económico. En no pocas ocasiones, las personas que usan estos servicios son mayores para asistir a las capitales a consultas médicas u otras cuestiones. La administración regional tendrá, a partir de ahora, que aumentar los servicios con ambulancia. Además, se produce un daño económico al perder la conexión entre núcleos y, sobre todo, de capitales como Cuenca que son ciudades universitarias y cuyo acceso, en la mayoría de los casos y para casi toda la región, es a través del bus.

4.- Estamos viviendo una negociación. A nadie se le escapa que existe una negociación entre la empresa (o posibles empresas) adjudicatarias y el Ministerio (donde la Junta de Comunidades no debería ser convidada de piedra y, si bien las líneas no le pertenecen, debe buscar fórmulas que ayude al entendimiento y, llegado el caso, pensar posibles aportaciones a ramales que solo transcurren por la región). En esta negociación,  la empresa utiliza a los Ayuntamientos para presionar amenazando con cierres inminentes, buscando una mayor celeridad en la resolución del conflicto y, supongo, mejores condiciones. El Ministerio, por su parte, juega a crear la sensación de “fin del mundo” y cierre masivo de líneas y eliminación de paradas por dos motivos: el primero intentar conseguir aportación regional y el segundo vender una solución al problema mejor de lo que el imaginario colectivo ya hemos asumido. Me detengo en la segunda.

5.- La situación que generaría el cierre que se está planteando sería tremenda y el Ministerio de Fomento juega a que pasemos unos meses pensando en esa tesitura. Y esto es muy preocupante porque me hace pensar que, a pesar de no saber cómo terminará y en qué términos se licitará el nuevo contrato, ya está claro que habrá recorte de líneas o de paradas. Esto lo digo porque si doy por buena la negociación existente, y creo que no equivocarme en esto, está claro que el Ministerio parte de la situación actual y, por muy mal que le vaya en esa negociación, conseguirá avanzar algo en su propósito: ahorrarse dinero que es lo mismo que eliminar líneas y paradas. Solo una espectacular aportación de la Junta podría frenar ese escenario, y no veo claro que eso suceda. Por tanto, hay que decir antes de que nos anuncien con “fumata blanca” el acuerdo que la ciudadanía quiere que su transporte público siga, al menos, como está. Porque en la actualidad el servicio es deficitario socialmente y escueto. Muy justo para municipios donde para el autobús e inexistente para muchos otros y, por desgracia, no existe un plan para la ampliación de medios como el  ferrocarril –casi ni para el mantenimiento del mismo.-

6.- Servicio a demanda. Otra de las cuestiones que pueden incluir en la negociación sea usar un servicio “a demanda” donde la ciudadanía debe comunicar con 24-48 horas su intención de tomar el autobús. Una solución a medias que a corto plazo no va a satisfacer ni a empresa ni a usuarios. Suponiendo un perfecto funcionamiento de este servicio, seguimos viendo como cambiamos nuestro “encierro” en nuestro pequeño pueblo por un “encierro con horas de salida y previo aviso.” No es la solución a los transportes, no ayudará a frenar la despoblación.

Por tanto, a modo de resumen, la ciudadanía tiene que seguir reclamando un transporte público de calidad y con la máxima frecuencia posible. El aumento, y no la disminución, de las paradas (vemos casos donde los autobuses pasan por municipios sin parar mientras un abnegado padre/madre tiene que llevar con su coche a su hijo al pueblo de al lado –adelantando al propio autobús por la carretera.- El mantenimiento actual y una perspectiva regional de ampliación y mejora de las comunicaciones públicas –no solo grandes inversiones en grandes vías para vehículos privados (concretamente para los vehículos privados que quieren dirigirse a la playa, no a puntos de nuestra región o provincia.)- Y tiene que seguir haciéndolo porque hoy están decidiendo en Madrid qué pueblo se queda sin parada, que línea no va a continuar o que ramal sobra. Hoy, como ayer, debemos defender que nuestros pueblos tienen futuro y reclamar empleo para crecer, por supuesto, mientras defendemos lo poco que nos queda con uñas y dientes porque, sino, será imposible conseguir nada nuevo.



[i] Entiéndase Madrid como lugar de celebración de las posibles negociaciones entre empresa y Ministerio.
[ii] Licencia para acercar la expresión al lenguaje. Léase Pisadas.

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